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martes, 29 de enero de 2013

"Mis Treinta"




Hoy me desperté pensando sobre estas tres décadas de mi vida. Mi cumpleaños número treinta es, por mucho, una fecha sumamente importante para mí. Cuando recién cumplía la mayoría de edad, no me veía llegando hasta ésta nueva etapa. Como siempre, apresurada por la vida, no noté que realmente llegaría el momento de afrontar todo lo hecho y deshecho en mis años. Debo agradecer demasiado. Dios ha sido sumamente bueno conmigo. El recuento de los daños ha tirado más beneficios que perjuicios. ¿Cómo puedo describir en pocas palabras cuánto ha cambiado Mariela? ¿Cómo poner en cantidades lo que lleva tanto tiempo construir? Podríamos empezar con lo primero… mi nacimiento. Nacida en circunstancias peculiares, alguna vez me han llamado hija predilecta de Dios. Desde mi alumbramiento fui “contreras”. Nací de pies, haciendo una declaración universal  al mundo: “Siempre voy a cuestionar mi entorno”… no podían esperar otra cosa. Crecí lo más normalmente posible, aunque siempre, como buena hija única, estuve sola. Al venir al mundo, llegamos completamente solos; quiero decir, nadie más que el mismo poder que nos creó, nos ayuda a respirar. Mis ojos ven el exterior de manera distinta a los demás, porque cada uno es único e irrepetible. No he sido la excepción. Sin embargo, de alguna forma supe que Mariela tenía marcado un camino distinto, más luminoso que el que creía vivir; más definitivo. Mi adolescencia transcurrió entre las vidas que me conformaban. Mi identidad real permanecía adormecida. Los complejos que me rodeaban magnificaron mis complejos y anduve fuera de lugar por mucho tiempo. Es algo totalmente natural, todos pasamos por eso, aunque yo creía ser el único grano de arena negro en todo el desierto dorado. Otro tipo de existencias comenzaron a pasar por mi camino, entre ellas el primer amor. Recuerdos valiosos vienen a mi memoria, y los llevo en el alma como eso, remembranzas del ayer que quedó atrás… una historia distinta que contar. El mundo me parecía cada vez más grande y no tenía ni la más vaga idea de qué hacer con él.
Paso a paso, el camino se fue abriendo ante mis ojos. Con la mayoría de edad, llegaron las fiestas, los amigos pasajeros y los verdaderos, y también los aprendizajes más duros. Caí, me levanté, y volví a caer. Si contara los moretones invisibles en mi cuerpo, podría decir que me cubren de pies a cabeza. Era un ser privilegiado con todas las armas para brillar, pero mi misma luz me opacaba… estaba escondida en lo profundo de mi ser, luchando en cada aliento por salir a flote. Con cada año, la intensidad de mi personalidad se acentuaba, hasta que llegó el momento en el que me abrumó. Siempre fui imaginativa y creaba universos paralelos al que vivía, porque simplemente desconocía la manera de realmente existir en la realidad sin salir herida por mí misma. Solía llamarme mi peor enemiga… ¡vaya forma de desconectarme con mi mejor amiga, yo! Sabotearme era sencillo, más fácil que abrazar a la mujer que hoy en día amo.
Me fui de casa a los veinticinco, aunque ya tenía un sitio preparado por mamá -mi siempre protectora madre, a la que adoro y le debo más que la vida-, y decidí que era hora de afrontar la verdad: estaba creciendo y nadie podía detener el flujo del tiempo que me llevaba como hoja en riachuelo. Debía “hacerme responsable” de mis actos y de mí, tomar las riendas. No fue sino hasta mi divorcio que en realidad lo hice. Muchos dirían que el matrimonio y el divorcio son experiencias que nunca desearían pasar; yo digo que ambos fueron las más tremendas caídas y los mejores despertares de mi existencia. Toqué fondo, ¿y saben qué es lo maravilloso en tocar fondo? Que ya no puedes caer más bajo, el único camino es la ascensión. Y como agua fresca para el más cansado sediento, Dios me brindó la luz. Cuando se termina un libro no se cambia de página… se cambia de libro. Comencé a escribir como una fuente de fugas a mis sueños, y los verdaderos sueños empezaron a materializarse. Le pedí mil veces al poder universal que me guiara, que me escuchara. No sabía que todo ese tiempo lo había estado haciendo, solamente estaba esperando el momento propicio para que pudiera absorber el conocimiento que me preparó. Jamás hice algo que quisiera continuar, excepto esto, escribir. Ver en papel las quimeras de mi mente y compartirlas con otras personas me transformó. Reír con ellos, luchar con ellos, respirar con ellos, caminando con ellos hacia mi persona y encaminándolos a lugares distantes, algunas veces obscuros, pero siempre con finales felices, porque dudo mucho que la vida se haya hecho para llorar y no para reír. No obstante, me tomó demasiadas lágrimas descubrirlo. A penas voy por una pequeña parte del camino, pero tengo muchísimo que agradecer: mi familia, mis amigos, el verdadero amor, mis libros, mis seguidores a los que les debo muchas más sonrisas, mi trabajo, mis compañeros, mis jefes –todos, hasta aquellos que me intentaron aplastar, porque de ellos proviene una buena parte de mi fuerza-, mil y una cosas que son Mariela a sus treinta años. Hoy tengo que decir GRACIAS. Gracias por esas cicatrices que han sanado y que me recuerdan que todavía falta mucho camino por recorrer. Gracias por esas personas que han tocado mi existencia, porque en mi mirada se refleja cada una de sus personalidades y sus sueños; aunque yo soy solamente yo, y únicamente Dios pudo hacérmelo ver. Gracias por mi trabajo y mi pasión, mis libros. Gracias por absolutamente todo.
Mariela hoy sabe que una nueva aventura comienza a escribirse, y es infinitamente hermoso reconocer que hoy amo a la mujer que habita mi piel. Que a ella le agradezco más de lo que le puedo recriminar, porque ella es mi vida. Que se merece lo mejor, porque ha luchado por ello y se lo ha ganado. Y que siempre sonría, porque en su risa habita la niña de ojos grandes que es pura, que es su esencia, que es una de las “hijas consentidas de Dios”, y que es más fuerte de lo que alguna vez imaginó, porque sus quimeras ya son una preciosa realidad. Esta historia continúa… Gracias a ella, y gracias a ti por compartir esto conmigo. 

3 comentarios:

  1. te seguimos también y gracias por apuntarte a nuestro concurso exprress de marcapaginas, por cierto mañana sacamos otro que regalamos 3 libros

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  2. Excelente preciosa, estaré muy pendiente. Te mando un beso y mucho éxito con el blog!!!

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  3. Muy buena conclusión ese agradecimiento, que todos deberíamos tener cada día

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