"Esta certeza sólo se siente una vez en la vida"
Los puentes de Madison (título original en inglés: The Bridges of Madison County) es una película estadounidense de 1995 dirigida por Clint Eastwood e interpretada por el propio Eastwood junto a Meryl Streep, Annie Corley, Victor Slezak y Jim Haynie, entre otros. El guion, escrito porRichard LaGravenese, es una adaptación de la novela homónima de Robert James Waller y explora la relación entre Francesca, ama de casa, y Robert Kincaid, fotógrafo.
La película se sitúa en 1965. Relata la historia de Francesca (Meryl Streep), una solitaria ama de casa italiana residente en Iowa, que se había casado con un soldado estadounidense y emigrado a Estados Unidos. Mientras su esposo e hijos se encuentran fuera, en la feria del Estado deIllinois, conoce a un fotógrafo, Robert Kincaid (Clint Eastwood), que ha llegado al condado de Madison (Iowa) para realizar una serie fotográfica sobre los puentes cubiertos de la zona paraNational Geographic, y se enamora de él.
Los cuatro días que pasan juntos suponen para ella un giro fundamental en su vida por la relación extramatrimonial que mantiene con él.
Si bien no estamos hablando del excepcional libro que lleva el mismo nombre, el punto que deseo tratar es el siguiente:
¿Puede la infidelidad ser una verdadera historia de amor?
Según la divina enciclopedia Wikypedia, la definición de infidelidad es la siguiente:
La infidelidad se refiere, popularmente, a las relaciones amorosas, a corto o largo plazo, establecidas con personas distintas del vínculo oficial que a menudo se mantienen en secreto por considerarse como una amenaza a la institución familiar. Aunque de acuerdo con el DRAE el vocablo (proveniente del latín infidelĭtas, -ātis) denota el incumplimiento del compromiso de fidelidad o la falta de ésta. Por consiguiente, puede significar la carencia de lealtad o quebrantamiento de la misma hacia cualquier compromiso moral como la religión, la amistad, el matrimonio (situación que se conoce como adulterio) o cualquier otra relación amorosa o erótica.
La infidelidad amorosa, acepción con la que frecuentemente se asocia el término, es descrita, grosso modo, como la falta al pacto normativo que limita el número de personas involucradas en una relación amorosa o erótica y, por tanto, la prohibición de mantener otras de forma paralela, sean ocasionales o continuas. De forma que, en las relaciones con tradición monogámica la inclusión de un tercero supone una violación del acuerdo, mientras que en relaciones poliamorosas se produce al involucrar a personas ajenas al círculo aceptado. Bajo esta definición, ser infiel es romper de forma consciente un acuerdo afectivo o sexual preestablecido para el tipo de relación escogida.
Una vez aclarado el significado del al palabra infidelidad, podemos discutir sus puntos básicos:
-A haber un tratado implícito o explícito con una pareja monógama, el ser infiel representa el quebrantamiento de un código de amor consciente hacia la pareja, por tanto, ¿se vale ser infiel?
-Una historia de amor que hable de una infidelidad -refiriéndose a las personas que están llevando a cabo-, ¿puede convertirse algún día en una relación de confianza? Dando por entendido que la confianza se gana por medio de la lealtad, y la lealtad es inversamente proporcional a la infidelidad.
-Por último, ¿es posible que una relación continúe una vez que se ha cometido una infidelidad?
Les dejo con estas preguntas al aire, ya que de lo que se trata esto es de discutir el tema. Hay muchas historias de amor geniales que utilizan la infidelidad como medio para plasmar alguna carencia en el personaje o los personajes que la llevan a cabo; también se utiliza como instrumento para definir el perfil psicológico de ciertos personajes, o como una forma de enlazar a una historia con otra, y así podríamos seguir. Lo único que pienso es, como escritora de romance, que, si la infidelidad es por definición una falta de lealtad, no puede definirse como amor. ¿Tiene alguna justificación válida? ¿Puede la literatura transformar ese acto en romance? Personalmente lo he usado en mis novelas para manifestar, incluso, inconformidades. ¿Se trata de un acto de venganza hacia uno mismo o hacia la pareja? ¿Ustedes qué opinan?
Agradezco sus comentarios. ¡Mil besos a todos!
Mariela Villegas R.
Algo que me he dado cuenta en la mayoría de los libros es que los escritores tienden a "hermosear" las relaciones, y hacer que sus personajes sean siempre correctos y hagan las cosas que se esperan de ellos, quizás por temor a que sus libros no tengan éxito si no cumplen las expectativas del lector. Pero seamos sinceros, la vida real no es así, la infidelidad está a la vuelta de la esquina. Sin miedo a errar, casi todos loa adultos de cierta edad pasamos por una infidelidad en nuestras vidas, ya sea propia o de nuestras parejas. Entonces... por qué no plasmarlo en un libro?
ResponderEliminarY aquí viene mi respuesta, Mariela... todo depende de la pericia del escritor para que una situación así sea válida, Y sí, creo que una infidelidad puede transformarse en romance... solo depende de la pluma, de la historia y de la habilidad de expresarse.
Me encantó la respuesta, Grace bonita. Estoy completamente de acuerdo contigo. Creo que es una situación truculenta, real, que puede ser usada para propósitos que van más allá del espíritu humano... para trascender o para plasmar, como bien has dicho, una realidad tangible. Tal vez no la realidad idónea, pero la realidad, al fin y al cabo. Mil gracias por tu opinión. Besitos, linda.
EliminarBueno vamos a ver es mi opinion pero en un libro puede valer, que una persona cercana lo haga y no le digas nada, o por lo menos no le critiques bien, pero yo no perdono ni olvido, no me gusta, mientras que no me entere bien pero cuando me entere aunque me duela cada uno por su lado, una pareja se basa en la confianza si en esa confiaza algo se pierde, y llevo 20 años con mi marido entre novios y casados, cada uno que haga lo que quiera, pero yo se lo que haría.
ResponderEliminarMe parece una respuesta sumamente exacta y directa, y es justamente lo que la hace válida. Aquí no hay bien o mal a la hora de contestar. Solamente una variedad de mentalidades y diversidades, que es lo que buscaba al publicar este artículo. Mil besos, preciosa Esther. Gracias por tan buen comentario.
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