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sábado, 21 de marzo de 2015

Un ángel más en el cielo.




Descanse en paz, David Villegas Beltrán.

Casi nunca hablo sobre mi vida privada en esta página, puesto que disfruto de cierta privacidad y soy, muy a pesar de lo que muchos puedan pensar, más reservada en cuanto a mis sentimientos con respecto a mi familia que nada. Pero hoy le he dicho adiós a mi hermano mayor, el único hombre entre tres mujeres Villegas. Éramos cuatro medios/hermanos, término que me parece ridículo porque excluye a la sangre, y eso es sagrado, sea como sea. Ellos son mis hermanos, y lo son aunque uno de ellos haya partido de este mundo para dirigirse a la libertad del infinito donde ya no habrá más sufrimiento ni soledad ni dolores. Le amo mucho, ¿saben? Su nombre es David Villegas Beltrán, como mi papá, y tiene sus mismos ojos negros penetrantes y llenos de calidez. Me niego a hablar de él en pasado, Siempre será parte de mi presente. Siempre. Tuve el privilegio de vivir aproximadamente un año de mi vida a su lado, si la memoria no me engaña. Siempre estuve sola, pero cuando él llegó a mis doce años, me sentí por primera vez realmente protegida. ¡Tenía un hermano mayor que me cuidaría! Y lo más hermoso es que lo hizo. Me consintió, me brindó su corazón, su cariño, sus cuidados... Es como un héroe para mí. No les hablaré de su vida por respeto, solo puedo decir que no fue muy sencilla, pero él seguía lleno de vigor y amor para su hermana directa, mi guerrera Karina, e imagino que para quienes le rodeaban. De lo único que me arrepiento es de que nunca me tomé una foto a su lado, pero pude despedirme de él. Gracias a su enorme nobleza al final pude comprender muchas cosas que antes consideraba errores imperdonables. Gracias a su cariño y sencillez, entendí que no estoy sola, por más que me obligue a creerlo. Es muy difícil... Todos aquellos que hayan perdido a alguien sabrán de qué hablo. Mi Dios, el mundo lo va a extrañar, y todos nosotros también. Amores, la muerte no tiene nada poético. Es cruda, ruda, vil, con los que nos quedamos vivos, pero no con quien se va. Ese que nos deja por fin es libre y comienza a vivir la eternidad. Lo creo firmemente, no como dictan las religiones; la mía es una convicción que va más allá de eso. Ahora todas las palabras de consuelo parecen carentes de emoción, como si flotaran en el aire pero nunca pudieran aterrizar. No es que dude de las buenas intenciones, por el contrario. Aprecio todo el gran amor con que se nos trata de brindar soporte. No me cabe la menor duda de que no estoy sola, repito, mucho menos mi padre, que perdió a su único varón, al primogénito, al más hermoso de los cuatro. Pero, ¡Dios! ¡Cómo duele! Y esta pena me recuerda que soy humana. Les ruego, si en sus oraciones se asoma el nombre de este joven amado, pidan por que la luz del amor eterno le ilumine para siempre. Yo lo creo. Pero he entendido que la muerte es más para los vivos. Gracias al creador por estas lecciones de vida. No puedo decir más que ¡Dios te guarde siempre, hermano de mi vida! Te amo, David Villegas Beltrán y me aseguraré de que tu nombre quede grabado para la historia.

Mariela Villegas R, 

1 comentario:

  1. Como dices toda palabra es insignificante para un momento como este,pero te comprendo perdí también hace 12 años a mi hermano mayor y no hay dia que no le recuerde y uno que otro se me derramen lagrimas pero ya no esta solo mi padre lo acompaña desde el año pasado ...el dolor nunca se va convives con el y mientras duela sabes que ellos viven en quienes los amamos.

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